Ya sea que lo llamen succión de pantallas o hiperconcentración, los doctores Hallowell, Rosenthal y Auciello coinciden en que la televisión y los videojuegos no son particularmente buenos para las personas que tienen capacidades de concentración típicas, y pueden ser aún más problemáticas para los niños con TDAH. “Una sección del cerebro, el lóbulo frontal ventral, definitivamente se apaga con ciertos tipos de videojuegos y televisión”, dice el Dr. Auciello. No está claro si esto es dañino, pero lo que sí está claro es que esta actividad no está ejercitando la mente. “Esas cosas están haciendo el trabajo de su cerebro por usted”, concluye. El Dr. Hallowell está de acuerdo: ese “tipo de estado de letargo” es “bastante improductivo”.
Ya sea que los niños estén perdiéndose en un programa de televisión o absortos en un tema que les interesa, lo que está claro es que la capacidad para enfocarse y la atención existen en abundancia en las personas con TDAH, aunque a veces les cueste trabajo controlarlas. Para el Dr. Hallowell, este es un hecho fundamental pero que a veces pasa desapercibido. “El déficit es un nombre tremendamente inapropiado”, dice, y una vez que se supera, las reservas de concentración pueden hacer maravillas para las personas con TDAH. “Como profesionales de la salud mental, nosotros deberíamos dedicar mucho más tiempo a buscar áreas donde puedan salir los talentos. La mayoría de las personas que nos vienen a ver se venden mal, y piensan que no tienen ningún talento. Cuando encuentren sus áreas de pasión y de talento, la motivación irá de la mano”.
Aunque el Dr. Rosenthal advierte que el TDAH todavía es un trastorno que se puede beneficiar con el tratamiento adecuado de medicamentos, también ve el valor de desarrollar la autoestima de la hiperconcentración en los niños. “Si puede canalizar la atención de su hijo hacia algo que le interese en una manera positiva, puede hacer cosas maravillosas”.
Aún con tratamiento, estos niños pueden necesitar ayuda para cambiar su enfoque y para terminar las cosas que necesitan terminar. Además de horarios e indicaciones visuales, el Dr. Auciello recomienda una estrategia radical. “Pregúntele al niño”, dice. “Se sorprenderá. No siempre puede hablar con él justo en el momento en que está cautivado por algo, pero puede hablar con él en otros momentos en los cuales no esté metido en algo, para que no se enoje si usted le pide que cambie de actividad. Los niños le darán ideas acerca de lo que les sería de ayuda”.